viernes, 31 de diciembre de 2010



2011 AÑO DE ABUNDANCIA

domingo, 12 de diciembre de 2010

37 cosas para decirle a tu pareja


Una relación de pareja saludable es un cielo seguro donde podemos relajarnos de las tensiones de la vida diaria. Necesitamos oír cosas positivas de nuestra pareja:

¡Bien hecho!
Eres maravilloso/a.
Eso estuvo fenomenal.
Hoy estás radiante.
No me siento completo sin ti.
Te agradezco todo lo que haces por mí.
Después del Señor, eres lo primero en mi vida, antes que los chicos, la carrera, los amigos,...
Me alegro mucho de poder estar contigo.
Eres el (la) mejor amigo (a) que tengo.
Si tuviera que hacerlo todo de nuevo otra vez, te volvería a elegir a mi lado.
Te necesitaba hoy
Te echaba de menos hoy.
Hoy no podía dejar de pensar en ti.
Es muy agradable estar a tu lado.
Siempre te amaré.
Me encanta ver brillar tus ojos cuando sonríes.
Hoy estás estupendo/a, como siempre.
Confío en ti.
Siempre puedo contar contigo.
Me haces sentir bien.
Me llena de orgullo estar a tu lado.
Lo siento mucho.
Estaba equivocado.
¿Qué te gustaría?
¿Qué estás pensando?
Quiero escucharte.
Eres tan especial....
No me puedo imaginar la vida sin ti.
Desearía ser una mejor pareja.
¿En qué te puedo ayudar?
Ora por mí.
Hoy estoy orando por ti.
Para mí son preciosos todos y cada uno de los minutos que paso a tu lado.
Gracias por amarme.
Gracias por aceptarme.
Gracias por ser mi pareja.
Tú haces que cada día sea más brillante

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Conocemos a Dios sólo a través de Jesús


A Dios nadie lo ha visto jamás (Jn 1,18). El en sí mismo es invisible (1 Tim 1,17).
Sabemos, Padre Dios, que durante esta vida nunca te podremos conocer del todo. Acá nadie te ha visto, ni te puede ver cara a cara (1 Tim 2,16). Ningún ser humano podría verte y seguir viviendo (Ex 33,20).
En la antigüedad te mostrabas desde el fuego y las nubes (Ex 14,24). A veces te presentabas bajo la apariencia de una llama ardiente, entre truenos y relámpagos (Ex 19,16), o en medio de una gran tempestad (Job 40,6).  Aveces tu presencia causaba terror y obscuridad (Gn 15,12).
Otras veces, en cambio, te manifiestabas en el murmullo de una suave brisa (1 Re 19,12).
Se te conoce un poco a la vista de tus creaturas. La grandeza y hermosura de las cosas creadas dan a conocer a su Creador, mucho más grande y hermoso (Sab 13,5). Tu gloria llena toda la tierra (Is 6,3).
Te conocemos especialmente a través de tu presencia liberadora en medio del dolor humano (Job 42,5).  Tú eres el Dios que ve y escucha la aflicción de las mujeres despreciadas como Agar (Gn 16,13). El que oye los gritos de los niños que están a punto de morir de hambre, como Ismael (Gn 21,17). Tú ves la humillación del pueblo y escuchas sus gritos cuando lo maltratan (Ex 3,7). Conoces los sufrimientos de los oprimidos (Ex 3,9), y existes en medio de su proceso de liberación (Ex 3,18).
Según los profetas, los que te buscan deben anhelar la justicia (Is 51,1). El que te conoce se preocupa de practicar la justicia con el desamparado y el pobre (Jer 22,16). Para conocerte según la verdad es imprescindible amar la justicia (Sab 1,1).
No debo nunca enorgullecerme de conocerte bien, como hacen los paganos (Sab 2,13). Pues el mundo ni te ve ni te conoce (Jn 14,17). No obstante, se puede dar un cierto grado de conocimiento tuyo que busco con ansias. Sí, Señor, tu rostro busco (Sal 24,6). Quiero tener inteligencia y conocerte cada vez mejor (Jer 9,23).
Tú hablaste en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas (Heb 1,1). Pero ahora, llegada la etapa final, nos has hablado por medio de tu Hijo (Heb 1,2), que es reflejo resplandeciente de tu gloria divina e imagen perfecta de tu ser  (Heb 1,3). En Jesús, la vida que estaba junto a ti, Padre Dios, se ha hecho visible, y la hemos visto y oído  (1Jn 1,2).
Jesús dice que te te ha visto, pues viene de ti (Jn 6,46). El te conoce bien (Jn 10,15). Dice tus palabras (Jn 3,34). El que lo conoce a él te conoce también a ti (Jn 14,7).
El que ve a Jesús, ve al que lo ha enviado (Jn 12,45). El está en ti, Padre Dios, y tú en él (Jn 14,9). Por eso Jesús es el único que verdaderamente te da a conocer (Jn 1,18).
Señor Jesús, te suplico que me hagas conocer al Padre, pues nadie lo conoce sino tú y aquellos a quienes tú quieras darlo a conocer (Mt 11,27).
Por ello deseo ardientemente conocerte cada vez mejor, Jesús, pues tú eres la imagen visible del Dios invisible (Col 1,15).  En ti se da a los hombres la manifestación plena e irrepetible de Dios. Por tu medio Dios se ha hecho presente entre nosotros de un modo nuevo y único.
En ti, se ha hecho visible la bondad de Dios y su amor por los hombres (Tit 3,4). Como Sol naciente, nos has hecho ver la tierna bondad de nuestro Dios (Lc 1,78).
Enséñanos, Jesús, a conocer y adorar al Padre en Espíritu y en verdad (Jn 4,23). El Padre nos ha puesto en tus manos: haznos saber quién es él (Jn 17,6).  Y haznos buenos, como él es bueno (Mt 5,48).
Jesús, Maestro bueno, usando el poder que te dio el Padre, concédenos la vida eterna que, según tus palabras, consiste en conocer al único Dios verdadero y al que él envió (Jn 17,3).
Padre Justo, el mundo no te ha conocido, pero Jesús te conoce y nosotros hemos conocido que tú lo has enviado (Jn 17,25). El nos ha enseñado tu nombre y seguirá enseñándonoslo; y así el amor con que lo amas estará en nosotros y él mismo estará también en nosotros (Jn 17,26).
Que la gracia y la paz abunden entre nosotros por medio del conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor (2 Pe 1,2).

miércoles, 4 de agosto de 2010

ABENCOADO



Hola bendecido, la paz y la gracia;
Laurie Beth Jones en su libro "Jesús, el líder más grande que jamás haya existido", trae un interesante comentario en un diálogo que tuvo con un sussesso empresaria
-¿Cómo se puede tener éxito, le pide a Laurie.
La respuesta es sorprendente
-Cada vez que suena el teléfono me pregunto lo que el otro lado de la línea es el Señor Jesús, entonces me pongo a pensar sobre la mejor manera de servirle.
Bendito, tener un corazón en todo momento, listos para servir. Otros consideran que es mejor que yo lo que me hace caminar tanto éxito.
Tú eres el mejor de Dios, andar como tal.
Sed Santos
Es simplemente el buque en las manos del alfarero
El amor del Señor

Valdeci Mesquita de Oliveira

sábado, 17 de julio de 2010

ORAR

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres. – 1 Timoteo 2:1. 

Orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. - Salmo 32:6. 

Para orar verdaderamente es necesario conocer a Dios y su gracia. Es lógico que oremos por las necesidades de aquellos a quienes amamos, por nuestros allegados y por nosotros mismos. El campo de nuestras súplicas se amplía si pensamos en tantos cristianos que carecen de lo necesario o que sufren persecuciones. ¡Cómo no conmovernos en presencia de los sufrimientos que padecen tantas personas, estén cerca o lejos! Aun muchos de nuestros conciudadanos, que nos dan la sensación de estar saciados, tienen una urgente necesidad de conocer al Salvador. 

La Palabra de Dios nos invita a orar e interceder por todos los hombres. Así lo hacía una cristiana anciana que estaba enferma; hallándose en cama desde hacía meses, se dedicaba a la oración. A menudo, cuando tenía visitas, la conversación giraba en torno a los tiempos difíciles y la necesidad de poner la confianza en Dios. La enferma invitaba a los visitantes cristianos a reflexionar en lo siguiente: –Es necesario orar por los que no lo hacen y agradecer a Dios en su lugar por las bondades que reciben de Él con demasiada ingratitud. 

¡Es necesario orar por los que no saben hacerlo! Pensemos en ellos, nosotros que conocemos el amor de Dios tal como Jesús nos lo reveló. “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16). 

Guayaquil