Marcos 1:45
A pesar de la prohibición de Jesús, el leproso curado lleva a todas partes la noticia de la curación y se convierte en un testigo vivo y alegre de la acción de Jesús, hacedor de vida. El Evangelio, de hecho se ha vuelto para el una noticia alegre. Pero, exactamente por eso, “no podía ya entrar publicamente en una ciudad”, pues todos sabían que El había tocado un leproso y estaba impuro. Se vuelve un marginado “permanecia retirado, en lugares desiertos”. Si en lugar de correr detrás del leproso curado, nos quedamos con Jesús marginado, veremos con su acción continua siendo noticia alegre (Evangelio): “Y de todas partes iba la gente a buscarlo”. La gente comienza a percibir que el ofrecimiento de vida está con Jesús, fuera de la sociedad injusta, en la periferia, y no en el centro, en el Templo, no con los sacerdotes y doctores de la ley.
Estos no tardarán en reaccionar, pues comienzan en perder el control: la ley de la pureza, que consideran intocable, fue violada no solo por Jesús, sino también por las personas que acuden a El.
